Hepatitis A
Datos y cifras
- La hepatitis A es una virosis hepática que puede causar morbilidad moderada a grave.
- Cada año se registran aproximadamente 1,4 millones de casos de hepatitis A en todo el mundo.
- El virus de la hepatitis A se transmite por la ingestión de
alimentos o bebidas contaminados o por contacto directo con una persona
infectada por el virus.
- La hepatitis A se asocia a falta de agua salubre y a un saneamiento deficiente.
- Las epidemias se pueden propagar de manera explosiva y causar pérdidas económicas considerables.
- Las mejoras del saneamiento y la vacuna contra la hepatitis A son las medidas más eficaces para combatir la enfermedad.
La hepatitis A es una enfermedad hepática causada por el virus
de la hepatitis A (VHA). Éste se transmite principalmente cuando una
persona no infectada (y no vacunada) come o bebe algo contaminado por
heces de una persona infectada por ese virus. La enfermedad está
estrechamente asociada a la falta de agua salubre, un saneamiento
deficiente y una mala higiene personal.
A diferencia de las hepatitis B y C, la hepatitis A no causa
hepatopatía crónica y rara vez es mortal, pero puede causar síntomas
debilitantes y hepatitis fulminante (insuficiencia hepática aguda), que
se asocia a una alta mortalidad.
La hepatitis A se presenta esporádicamente y en epidemias en
el mundo entero, y tiende a reaparecer periódicamente. A nivel mundial,
las infecciones por VHA ascienden aproximadamente a 1,4 millones de
casos al año.
El virus de la hepatitis A es una de las causas más frecuentes
de infección de transmisión alimentaria. Las epidemias asociadas a
alimentos o agua contaminados pueden aparecer de forma explosiva, como
la epidemia registrada en Shangai en 1988, que afectó a unas 300 000
personas. Los virus de la hepatitis A persisten en el medio y pueden
resistir los procesos de producción de alimentos usados habitualmente
para inactivar y/o controlar las bacterias patógenas.
La enfermedad puede tener consecuencias económicas y sociales
graves en las comunidades. Los pacientes pueden tardar semanas o meses
en recuperarse y reanudar sus actividades laborales, escolares o
cotidianas. La repercusión en los establecimientos de comidas
contaminados por el virus y en la productividad local en general pueden
ser graves.
Distribución geográfica
Se pueden distinguir zonas geográficas de nivel elevado, intermedio o bajo de infección por VHA.
Zonas con altos niveles de infección
En los países en desarrollo con condiciones de saneamiento y
prácticas de higiene deficientes, la mayoría de los niños (90%) han
sufrido la infección antes de los 10 años. Los infectados durante la
infancia no padecen síntomas visibles. Las epidemias son poco
frecuentes porque los niños más mayores y los adultos suelen estar
inmunizados. En estas zonas las tasas de morbilidad sintomática son
bajas y los brotes epidémicos son raros.
Zonas con niveles intermedios de infección
En los países en desarrollo, los países con economías en
transición y las regiones con niveles desiguales de saneamiento, los
niños suelen eludir la infección durante la primera infancia.
Paradójicamente, esas mejoras de la situación económica y del
saneamiento pueden traducirse en una mayor vulnerabilidad en los grupos
de más edad y en tasas de morbilidad superiores, pues la infección
afecta a adolescentes y adultos, y pueden producirse grandes brotes
epidémicos.
Zonas con bajos niveles de infección
En los países desarrollados con buen nivel de saneamiento e
higiene las tasas de infección son bajas. La enfermedad puede aparecer
en adolescentes y adultos de los grupos de alto riesgo, como los
consumidores de drogas inyectables, los hombres con relaciones
homosexuales y las personas que viajan a zonas de alta endemicidad, así
como en algunas poblaciones aisladas, como las comunidades religiosas
cerradas.
Transmisión
El virus de hepatitis A se transmite principalmente por vía
fecal-oral, esto es, cuando una persona no infectada ingiere alimentos o
agua contaminados por las heces de una persona infectada. Los brotes
transmitidos por el agua, aunque infrecuentes, suelen estar relacionados
con casos de contaminación por aguas residuales o de abastecimiento de
agua insuficientemente tratada.
El virus también puede transmitirse por contacto físico
estrecho con una persona infectada, pero no se propaga por contactos
ocasionales.
Síntomas
El periodo de incubación de la hepatitis A suele ser de unos 14–28 días.
Los síntomas de la hepatitis A tienen carácter moderado o
grave y comprenden fiebre, malestar, pérdida de apetito, diarrea,
náuseas, molestias abdominales, coloración oscura de la orina e
ictericia (coloración amarillenta de la piel y la esclerótica ocular).
Los infectados no siempre presentan todos esos síntomas.
Los adultos desarrollan signos y síntomas con mayor frecuencia
que los niños, y la gravedad de la enfermedad, así como la mortalidad,
aumentan con la edad. Los menores de seis años infectados no suelen
tener síntomas apreciables, y solo el 10% muestran ictericia. Entre los
niños más mayores y los adultos la infección suele causar síntomas más
graves, con ictericia en más del 70% de los casos.
¿Quiénes corren riesgo?
Cualquier persona que no haya sido vacunada o no se haya
infectado antes puede contraer la hepatitis A. En las zonas donde el
virus está extendido (alta endemicidad), la mayoría de las infecciones
se producen durante la primera infancia. Entre los factores de riesgo
cabe citar los siguientes:
- saneamiento deficiente
- falta de agua salubre
- drogas inyectables
- convivencia con una persona infectada
- relaciones sexuales con una persona con infección aguda por VHA
- viajes a zonas de alta endemicidad sin inmunización previa.
Tratamiento
No hay ningún tratamiento específico para la hepatitis A. Los
síntomas pueden remitir lentamente, a lo largo de varias semanas o
meses. El tratamiento persigue el bienestar y el equilibrio nutricional
del paciente, incluida la rehidratación tras los vómitos y diarreas.
Prevención
La mejora del saneamiento, la inocuidad de los alimentos y la
vacunación son las medidas más eficaces para combatir la hepatitis A.
La propagación de la hepatitis A puede reducirse mediante:
- sistemas adecuados de abastecimiento de agua potable
- eliminación apropiada de las aguas residuales de la comunidad
- prácticas de higiene personal tales como el lavado regular de las manos con agua salubre.
Hay varias vacunas contra la hepatitis A disponibles a nivel
internacional, todas ellas similares en cuanto a la protección conferida
y los efectos secundarios. No hay ninguna vacuna autorizada para niños
menores de un año.
Al cabo de un mes de haber recibido una sola dosis de la
vacuna, casi el 100% de las personas habrá desarrollado niveles
protectores de anticuerpos. Incluso después de la exposición al virus,
una dosis de la vacuna dentro de las dos semanas posteriores al contacto
con el virus tiene efectos protectores. Aun así, los fabricantes
recomiendan dos dosis de la vacuna para garantizar una protección a más
largo plazo, de entre cinco y ocho años.
Millones de personas han sido vacunadas en todo el mundo y no
han sufrido efectos adversos graves. La vacuna se puede administrar en
el marco de los programas ordinarios de vacunación infantil y puede
emplearse junto con otras vacunas administradas a los viajeros.
Actividades de inmunización
La vacunación contra la hepatitis A debe formar parte de un
plan integral de prevención y control de las hepatitis virales. La
planificación de programas de inmunización en gran escala debe
comprender evaluaciones económicas detenidas y prever métodos
alternativos o adicionales de prevención, como por ejemplo mejoras del
saneamiento y educación sanitaria para fomentar la higiene.
La decisión de incluir o no la vacuna en la inmunización
sistemática de los niños depende del contexto local, incluidos el
porcentaje de personas vulnerables en la población y el nivel de
exposición al virus. Varios países, entre ellos la Argentina, China,
Israel y los Estados Unidos de América, han introducido la vacuna en la
inmunización sistemática infantil.
Aunque muchos países aplican la pauta de dos dosis de vacuna
inactivada, otros países pueden plantearse utilizar una sola dosis de
vacuna inactivada en sus calendarios de vacunación. Algunos países
recomiendan también que se vacune a las personas con más riesgo de
hepatitis A, entre ellas:
- los viajeros a países en los que el virus es endémico
- los hombres que tienen relaciones homosexuales
- las personas con hepatopatía crónica (debido a su mayor riesgo de
complicaciones graves en caso de infección por el virus de la hepatitis
A).
En cuanto a la inmunización como respuesta a los brotes, las
recomendaciones para la vacunación contra la hepatitis A deben tener en
cuenta las circunstancias de cada caso concreto, en particular la
viabilidad de emprender rápidamente una campaña de vacunación
generalizada.
La vacunación de control de brotes comunitarios es más eficaz
en las comunidades pequeñas, cuando la campaña se inicia tempranamente y
cuando se alcanza una alta cobertura en varios grupos de edad. Las
actividades de vacunación deben complementarse con educación sanitaria
tendente a mejorar el saneamiento, las prácticas de higiene y la
inocuidad de los alimentos.
Respuesta de la OMS
La OMS despliega actividades en las siguientes esferas para prevenir y controlar las hepatitis víricas:
- concientización, promoción de alianzas y movilización de recursos;
- políticas con fundamento científico y datos prácticos para la actuación;
- prevención de la transmisión;
- detección, asistencia y tratamiento.
Link de la info:
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs328/es/